Rutas tomadas por inadaptados y una Caminera que no existe.
Esto ya no es solo un problema de tránsito. Es una epidemia social. Cada fin de semana, las rutas que cruzan Ciudad del Este, Minga Guazú, Presidente Franco y zonas rurales hacia la PY02 y PY07 se transforman en pistas clandestinas tomadas por jóvenes a bordo de veloces y ruidosas motocicletas.
Menores de edad, con motos preparadas, escapes libres, sin chapa, sin casco. Salen en grupos, en manadas, haciendo sonar sus motores como si eso los volviera importantes. Pero lo que dejan a su paso son tragedias. Hospitales llenos. Padres desesperados. Y muertos.
Sí, muertos. Como la mujer embarazada, trabajadora, que fue embestida la semana pasada por estos inadaptados en Yguazú. Ella no estaba en ninguna carrera. Solo iba por la ruta volviendo de su trabajo. Pero terminó pagando con su vida la irresponsabilidad ajena.
Y como si todo esto no bastara, hay que decirlo claro: una gran parte de la culpa es de la Patrulla Caminera. Esa que tiene su puesto en el km 15 de la Ruta PY02 y que los domingos simplemente desaparece. No hay controles. No hay patrullaje. No hay presencia. Los «motoqueiros» pasan por ahí en bandadas y nadie les dice nada ¿Qué hacen los agentes? ¿Solo están para pedir documentos y coimear entre semana? ¿Para mirar desde lejos mientras los inadaptados copan las rutas?
Y esto es importante aclarar: las rutas nacionales —como la PY02 y PY07— están bajo jurisdicción exclusiva de la Patrulla Caminera. Las policías municipales de tránsito no pueden intervenir en estos tramos, aunque quieran.
Es indignante ver cómo se lavan las manos mientras esta bomba de tiempo sigue explotando cada domingo. Porque esto no es nuevo. Hace años que se sabe. Pero como pasa en las periferias, en los barrios alejados, como las víctimas son anónimas y pobres, nadie mueve un dedo.


